Ares y la tenebrosa guerra

Representa la guerra en su lado más cruel e irracional. No era una divinidad muy apreciada y tiene muy poca mitografía.

Iconografía. Se le concibe como un dios joven de aspecto belicoso, vestido como corresponde a un guerrero. Le está consagrado el gallo.

armas|gallo 

Su mitografía más extensa es la que se refiere a sus relaciones con Afrodita. A pesar de un fiero guerrero, no siempre salió victorioso.

Los alóadas. A pesar de ser un fiero guerrero, dos gigantes, los alóadas, Oto y Efialtes encadenaron a Ares y lo encerraron en una urna de bronce, donde tuvo que aguantar  prisionero durante trece meses hasta que fue rescatado por Artemio y Hermes.

Diomedes y Atenea. En la guerra de Troya Ares se puso del lado de los troyanos y tuvo un encuentro adverso con el héroe griego Diomedes, quien, ayudado por Atenea puso en fuga al dios.

Afrodita y Ares. Pese a sus taras físicas, Hefesto consiguió casarse con Afrodita, la diosa de la belleza, pero el contraste entre ambos pronto quedó de manifiesto. La esposa se enamoró de Ares y cometió el adulterio más famoso de la mitología griega, sobre todo por el ridículo que provocó la actuación del marido burlado. En efecto: los amantes se reunían en el palacio de Hefesto durante sus ausencias, pero Helio, que todo lo ve, descubrió el adulterio al marido, el cual preparó su venganza fabricando y colocando en su lecho una red invisible con la que atrapó a la pareja en su unión amorosa. Convocó a todos los dioses, que acudieron al momento —si bien las diosas, por pudor, no quisieron asistir— y pidió venganza por el ultraje; pero la situación resultó tan grotesca que los inmortales no cesaban de reír, y sólo pararon cuando el engañado Hefesto soltó a los amantes a petición de Posidón, quien prometió castigar al seductor, sin que sepamos cómo lo hizo.